La inteligencia artificial dejó de ser ciencia ficción para convertirse en la herramienta más poderosa de nuestra época. Está en las aulas, en los trabajos, en los algoritmos que deciden qué vemos en redes y hasta en los asistentes que usamos cada día. Pero detrás del asombro aparece la pregunta inevitable: ¿somos los humanos quienes dominamos la inteligencia artificial o estamos cediendo lentamente el control de nuestra propia evolución?

En este episodio charlamos con Nacho Chiappero, un profesional dedicado al estudio y desarrollo de la IA, que nos ayuda a entender qué hay detrás de esta tecnología. Con él recorrimos temas clave: desde cómo funcionan las inteligencias artificiales y qué significa realmente crear un buen prompt, hasta cómo estas herramientas pueden transformar el sistema educativo y la manera en que nos relacionamos con el conocimiento. La charla no se quedó en lo técnico: entramos de lleno en la ética. Nacho plantea un punto central —la IA no tiene moral ni conciencia, depende de nosotros decidir cómo usarla—. Allí aparece el dilema humano: ¿estamos preparados para administrar un poder que puede mejorar la vida de millones de personas, pero también amplificar desigualdades y riesgos si se usa sin responsabilidad?

Otro eje inevitable fue el trabajo. Conversamos sobre el temor a que las máquinas reemplacen a los humanos y la posibilidad de que, en lugar de destruir empleos, abran nuevas oportunidades. ¿La IA es la enemiga que nos quitará puestos o la aliada que nos liberará de tareas repetitivas para devolvernos tiempo de calidad? Y como si fuera poco, abordamos uno de los debates más fascinantes: la huella digital. Todo lo que escribimos, compartimos y registramos en internet podría ser utilizado para reconstruir nuestra mente.

Entonces surge la gran pregunta: ¿será posible “reencarnar” en un robot con nuestra personalidad cargada en una máquina después de la muerte? ¿La IA podría ser el puente hacia una inmortalidad digital? La conversación con Nacho Chiappero no da respuestas absolutas, pero sí abre las preguntas que marcarán las próximas décadas. Porque al final, el verdadero dilema no está en la tecnología, sino en nosotros: ¿la inteligencia artificial es un complemento de nuestra evolución… o el inicio de una nueva especie que algún día podría reemplazarnos?

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